Surtopía

La pequeña gran barra de un gran restaurante

Entras en el local y de camino al comedor te encuentras una pequeña barra y dos mesas altas y piensas ”¿y si hoy me quedo en la barra?” . No es una decisión fácil porque el espacio es pequeño y la oferta del restaurante es francamente atractiva (otro día hablaremos de los magníficos menús de de Surtopía) pero finalmente te acomodas en la barra y pides una manzanilla para ir abriendo boca; en ese momento ya empiezas a ver claro que los orígenes de José Calleja son sanluqueños porque tienes casi 15 manzanillas (todas ellas por copas) dentro de una carta con 40 referencias de vinos generosos. Esta es una de las grandes virtudes de Surtopía; si al igual que este gato, son aficionados a los vinos generosos, en esta casa se encontrarán en su salsa, una carta extensa, bien escogida y ofertada por un servicio que sabe lo que se trae entre manos.

Con la manzanilla en la mano echamos una ojeada a la carta y aquí nos dan una segunda alegría: prácticamente toda la oferta de la carta de la barra se puede pedir en raciones o medias raciones, lo que nos permite alargar el menú y probar distintas preparaciones.

Una carta no muy extensa compuesta, fundamentalmente, por los mismos entrantes que se ofrecen el restaurante y donde es difícil no encontrar algo apetecible.

Dentro de la oferta, las sardinas en vinagre de Jerez y los langostinos en escabeche son un buen ejemplo de lo que ofrece José Calleja y que él mismo define como una “cocina andaluza de autor” pero aquí encontrarán también preparaciones tradicionales perfectamente ejecutadas como puede ser la ensaladilla de melva (que lleva una estupenda mahonesa preparada con arbequina) o unas tortillitas de camarones que, sin duda, se encuentran el podio de la capital.

Buenas opciones de platos tradicionales con el toque personal del chef pueden ser la carne mechá ibérica con alioli asado de pimienta y lima o las huevas de caballa del sur en tempura de manzanilla, pero yo también les recomendaría un impecable menudo de callos con garbanzos a la sanluqueña.

En realidad, todos los platos funcionan francamente bien (solo nos fallaron unas croquetas con un exceso de aceite) y si se juntan dos personas en un razonable estado de forma es fácil hacer un repaso completo a la carta.

Para acabar, una tabla de quesos corta, pero muy bien seleccionada y un buen nivel en los postres.

En algunos restaurantes la barra es el corazón de la oferta, en otros es un mero acompañamiento y en pocos es una perfecta representación del propio restaurante, lo que permite disfrutar de su cocina en una visita rápida o cuando no se ha tenido la posibilidad de reserva; este último es el caso de Surtopía donde, si a la oferta gastronómica le juntan la imbatible oferta de generosos y la amabilidad y conocimiento del servicio de sala se encontrarán con uno de esos locales en los que la barra es mucho más que un mero acompañamiento y consigue alcanzar una personalidad propia a la altura del magnífico restaurante que es Surtopía.