Valhalla
Un pequeño gran restaurante
El Escorial es uno de esos sitios por los que mucha gente pasa de largo camino de San Lorenzo, su famoso vecino. Lo cierto es que, para la mayoría de los visitantes, lo único conocido es San Lorenzo del Escorial, el pueblo que acoge al monasterio y donde se encuentran El Charolés, Montia y un buen puñado de sitios llenos de turistas en los fines de semana. Pero si se quedan en El Escorial, el pequeño reducto original donde se encuentra la estación de tren, encontrarán un lugar tranquilo, con vecinos de toda la vida y con algunos sitios francamente interesantes para la cosa del comer.
Entre estos sitios, para este gato destaca Valhalla Experience, un pequeño local donde Héctor Checa ha sido capaz de crear un estupendo restaurante. Hablamos de un cocinero absolutamente autodidacta, que basa su conocimiento en estudio, práctica y, sobre todo, en viajar y conocer de primera mano preparaciones y sabores y esto es algo que se nota.
Al ser un local pequeño y que solo abre de viernes a domingo (puede abrir otros días si reservan especialmente) la oferta de Valhalla se basa en menús degustación que varían en función de temporada, del mercado y de lo que Hector entienda que tiene que ofrecer en cada momento, eso sí, no admiten menores de 12 años.
A Valhalla hay que ir sin prisas, no por el ritmo de cocina que está francamente bien conseguido, sino por el propio concepto del cocinero (amante del “Slow Food”) y del restaurante; es un lugar para charlar mientras se come y disfrutar de platos que recogen las experiencias de Hector y su gusto por cocinas de distintos orígenes.
Debido a su planteamiento, es muy posible que el menú que tomamos en nuestra última visita sea bastante distinto al que puedan tomar ustedes, pero en cualquier caso seguro que merecerá la pena.
En nuestro caso, empezamos con unas entradas donde una “pizza puttanesca de sardina marinada” sobresalía sobre un original “bloody mary” de tomatillo verde, albahaca, tequila y agave y un buen tartar cremoso de mejillón, tuétano y anguila amarilla.
Seguimos con una infusión de setas y dashi que es un buen ejemplo de lo bien que se trata en esta casa a los caldos y sopas y después de un sándwich de rabo de vaca llegó un torrezno chatsu con sirope de arce y soja que fue uno de los platos de la comida.
Un socarrat de marisco con gambón de Huelva viene acompañado por una crema de col fermentada que le hace un perfecto acompañamiento y, antes del steak tartare que es uno de los fijos de la casa, un plato de navajas con hojas de ghoa, Sésamo y leche de tigre vuelve a demostrar el buen criterio del cocinero a la hora de mezclar ingredientes.
Buenos quesos y unos postres que mantienen el nivel cierran una comida más que satisfactoria.
Carta de vinos corta pero bien escogida -con algunas referencias que se salen de la norma como un recomendable Carménère de Queulat- y una atención muy amable en la sala acaban de redondear una experiencia francamente agradable.
La verdad es que me parece un plan de lo más recomendable: un paseo por El Escorial, un aperitivo en cualquier de los muchos bares que pueden encontrar y una comida en Valhalla Experience pueden resultar un magnífico plan para el fin de semana.
28280 El Escorial