El Invernadero

La propuesta vegetal apta para (casi) todos los públicos

Platos complejos con el mundo vegetal como protagonista

Menudo lío se ha montado hace apenas unos días con Rodrigo de la Calle y su Invernadero. Impedir la entrada a uno de los “afamados” críticos gastronómicos nacionales ha derivado en una ola de comentarios, quejas y todo tipo de reacciones tanto en redes sociales como en medios escritos. No parece Rodrigo de la Calle especialmente timorato en su toma de decisiones ya que, fuera de este coyuntural ruido mediático, un cocinero que en menos de una década ha pasado de Aranjuez al hotel Villamagna de Madrid para posteriormente salir escopetado a Collado Mediano (localidad periférica de Madrid que no es precisamente un oasis gastronómico) hasta volver a dar un golpe de timón y aterrizar de nuevo en Madrid capital. Afortunadamente, este gastrogato (que obviamente no pertenece a ese “selecto” grupo de críticos gastronómicos consagrados), no tuvo problema alguno en hacer su reserva. Una vez allí, lo primero que nos invade es cierta nostalgia al comprobar que Rodrigo se ha quedado con el local del tristemente desaparecido Sudestada. Una reforma espectacular ha hecho que un local anodino y oscuro se transforme en una sala de frondosa vegetación y de decoración realmente agradable.

La comanda se empieza con un pequeño aperitivo, vegetal, por supuesto, aunque el lugar dispuesto para ello, una minúscula barra, no sea el más adecuado para ello.

Una vez en mesa, el primer ejercicio consiste en decidir si adentrarse en la carta de vinos (corta, aunque suficiente) o experimentar con los fermentados de todo tipo con los que Rodrigo de la calle elabora esa suerte de “vino” (por llamarlo de alguna forma) vegetal. Ya que estamos, nos adentramos en lo más “radical”, el menú “vegetalia power”…aunque con alguna botella de vino extra, por si las moscas.

Los platos son realmente complejos, con infusionados, macerados, osmotizados…de un vegetal principal acompañado de algún otro vegetal secundario, semilla o especia. Nos gustó mucho el tartar de remolacha y manzana (sí, sí, remolacha) espectacularmente presentado en el interior de una remolacha cruda. Igualmente nos gustó el melón con meliloto (una leguminosa) y huevas de salmón en el que el juego de dulce-salado y la combinación de texturas estaba bien resuelta. Sabrosa las espinacas con kale liofilizado y…algunos otros platos cuyo principal atractivo era lo rompedor de la propuesta (anoten una suerte de prepostre que es el melón con ficocianina; en Román paladino, un melón de color azul). Sin embargo, dos de los platos del pase de 18, fueron sobresalientes; el pimiento-calabacín no es si no una extraordinaria versión de un pisto clásico y el arroz-pimiento (con un fondo que sí contiene proteína animal) un sabrosísimo arroz caldoso en toda regla y que demuestra que Rodrigo quizás sea el cocinero que mejor domina los arroces en Madrid.

Servicio joven, amable y cercano y un Rodrigo pendiente de todo (estábamos en la mesa próxima a la cocina abierta) que redondearon una experiencia notable. No es un restaurante para todos los públicos, ni para todos los días (como muchos otros) pero si sus bolsillos se lo permiten (los precios me parecieron algo severos), no duden en adentrarse en una propuesta muy alejada del “mainstream” habitual.

El Invernadero de Rodrigo de la Calle
Calle Ponzano, 85 – Madrid
Tfno: 628 93 93 67

https://elinvernaderorestaurante.com

Valoración global

Ultimas entradas

Buscar por etiquetas

By | 2018-12-20T09:51:37+00:00 diciembre 14, 2018|