MAWEY TACO BAR

Tacos con fundamento

Pequeño, sin alardes en la decoración, con lo justo y algo más en lo material, pero muchas ganas y cariño detrás, es lo que hay en este pequeño local que, recién abierto, ya goza de reconocimiento entre vecinos y gentes de todas las zonas de Madrid

Una localización céntrica, a unos pasos de Fuencarral, la facilidad de dos parkings cercanos (Plaza de Olavide y Bilbao), planes desenfadados por la zona, terrazas para una primera copa, cines, tapeo, y precios más que amables, lo convierten en una etapa perfecta para quien quiera tomar unos tacos en su recorrido (dispone de una zona de mesas altas para picoteo y un cóctel), o cenar tarde (viernes y sábado cierra a las 2,30 am), aunque lo verdaderamente recomendable es tomar asiento, pedir la carta, dejarse recomendar, y atacarla sosegadamente.

Fernando Carrasco y Julián Barros, ambos con pasos por lugares de los que enseñan de verdad (Punto Mx) les ayudarán a confeccionar una propuesta que recorra la carta sin dejar palos sin tocar, aunque también les recomendamos que se dejen llevar por el instinto, partan de que aquí prácticamente todos los tacos son de altura, y pidan aquellos que más les apetezcan. Y, además, como la carta de cócteles es completa, están bien ejecutados, y a precios nada disuasorios, acompañen su comanda con uno o varios de ellos. No les defraudarán. Y, si no, tiren de cerveza, buena aliada para la cocina mejicana.

Se puede empezar por el consabido guacamole, que a este gato le gusta más picante, menos comercial y para todos los gustos, y algo más ácido, con sus trozos de cebolla roja, tomate y bien de cilantro. Pero cumple, y bien, y se acompaña de unos magníficos totopos caseros. Habríamos preferido tomar el aguachile de jurel de inicio, si había ese día, pero la cosa se desarrolló así.

Impactante y goloso un fuera de carta que llegó a continuación. Callos y morros con chile pasilla y chile de árbol, melosos, profundos, con la salsa bien reducida, de la que pega los labios (como debe ser), y de mojar y rebañar con los totopos que quedaban en la mesa. Pídanlo, aunque se salga del guion.

Y, a partir de ahí, opten por una desenfrenada carrera de taco en taco. Es a lo que se viene, es por lo que apuestan (¡es un taco bar!), aunque los complementos de carta no desmerecen en absoluto.

Nosotros probamos el taco del Gobernador, con tortilla de maíz azul, queso de Oxaca a la plancha  (que nos encanta deshilacharlo y tomarlo como queso de aperitivo en crudo), salsa de chile ancho, gambones salteados, cebolla encurtida y polvo de kikos. Un conjunto goloso, equilibrado, del que se desean tomar más. Al final nos enteramos que tenían un par de salsas que permiten añadir picante a voluntad (esta claro que la parroquia quiere puntos de picante, pero no llega al auténtico, al potente de allí, y así lo entienden ellos y así los sirven) de las que habríamos tirado en más tacos. Pídalas y customícense el grado de potencia de cada bocado.

Además, imprescindible, porque por clásico sitúa el nivel, el taco de cochinita pibil con X´nipec, ese cerdo marinado con achiote y naranja…de repetir. Y el de carrillera con salsa ahumada y picante, o el de carne apache con jalapeño, o el del Cesar, con chile de árbol y bacon crujiente.

Muy bueno el taco de suadero, con queso de Oxaca de nuevo, salsa de aguacate y tomatillo.

Nos pareció especialmente brillante el de oreja y sepia con salsa de chile habanero, que más picante habría sido ya redondo. Pero imprescindible probarlo. Y genial el taco de pez mantequilla (fuera de carta, debía ser una sugerencia del día) con una salsa picante adherida, como si hubiese pasado por el wok, cebolla roja, cilantro, ciboulette y lima. Adictivo.

Entre los segundos tiene un pintón la costilla de ternera asada con barbacoa de chile morita y pico de gallo, para trocear y montarse cada uno su taco, los huevos rancheros con picadillo ibérico o el pinche picho de pollo zarandeado con chile cascabel y piña.

No dio tiempo, pero quedan pendientes de probar cualquiera de sus quesadillas.

Postres sencillos, con cajeta o con chocolate o la esperada tarta de queso, que no probamos, por lo que no les puedo decir.

Carta de vinos para poner un click en la casilla de si, tenemos vino. Un blanco y un tinto  sencillos y de buen precio, pero suficiente para una cocina que como mejor navega es con cerveza (una buena representación de chelas mejicanas), con micheladas (hay tres para elegir), aguas frescas (flor de Jamaica, limón verde o tamarindo) para los que conducen o abstemios, y una magnífica oferta de cócteles bien ejecutaos y bien servidos, desde la clásica Margarita (rica y con un tequia que no ataca) y sus distintos tuneos, a mezcalita y cócteles de mezcal, o los clásicos (mojito, Caipirinha, Pisco sour…). Un total de veinte conforma la oferta, entre los seis y los nueve euros, que es un regalo en este Madrid de hoy.

MAWEY TACO BAR
Calle de Olid 6
Tfno: 91 011 71 03
www.restaurantemawey.com

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By | 2018-12-16T08:08:05+00:00 octubre 25, 2018|