Quinqué restaurante
Una solvente casa de comidas moderna
Este Gato ya ha reconocido alguna vez que, en general, le da cierta urticaria conocer las nuevas aperturas apenas unos días después de abrir sus puertas. Ni tengo fe ciega en las agencias de comunicación, ni tengo mucha paciencia para tolerar lo que muchos llaman “rodaje”, que a veces es “desastre” en casi todo menos en la cuenta final, que suele mantenerse imperturbable.
En este caso, la cosa era más sencilla ya que me muevo habitualmente por la zona y siempre pensé que el proyecto anterior sito en el mismo local, Araguaney, era uno de esos sitios injustamente tratados ya que se comía bien y a buen precio. Como el local me resulta agradable y nada más pasar por delante del nuevo proyecto leo en la carta cosas como “croquetas”, “escabeches”…nada de baos ni tiraditos y eso ya es per se un valor añadido. No tenía muchas más referencias, salvo que al frente del barco están Carlos Griffo y Miguel García, anteriormente cocineros en Bibo Madrid (y esto tampoco me suponía ningún atractivo especial).
Una vez uno cruza la puerta, se encuentra una modesta barra con unas mesas anexas en las que poder solucionar una comida informal, aunque lo que realmente he explorado en detalle varias veces, es el comedor principal. Primer detalle; el personal de sala es de lo más amable que me haya encontrado en meses. Cercanas (son todo mujeres), amables hasta decir basta…un magnífico plus para sentirse como en casa.
La carta es muy reducida y prácticamente todo se sirve en medias raciones, lo cual permite peinarla entera a poco que se junten cuatro comensales. Nosotros probamos los estupendos mejillones escabechados caseros, con piezas magníficas y unas buenas patatas fritas. Es agradable el salmón fresco marinado. Se sube el nivel con el sobresaliente erizo con holandesa (cómo nos recuerda este plato a Nacho Manzano, en cuya casa también estuvieron Griffo y García). Como últimamente no podemos vivir sin croquetas, nos lanzamos a por ellas y comprobamos que son realmente extraordinarias, de cabeza de ranking (de nuevo, Nacho Manzano). Como platos más contundentes pregunten por los pescados del día, porque unos simples lomos de lenguado hechos en meunière o un sargo al horno, acompañados de unas ricas patatas a lo pobre, indican también que el producto en esta casa se cuida, a pesar de lo ajustado de los precios.
No dejen de lado los postres, al menos el goloso e hipercalórico arroz con leche, que no dejará indiferente a los más forofos. No está mal la tarta de queso y baja algo el listón la torrija, algo apelmazada o la tatin de masa un tanto correosa. La carta de vinos es muy corta, pero al menos los precios son muy ajustados y ayudan a que la cuenta final siga bajo control.
Pagar entre 35 y 50 euros, tal y como están las cosas por Madrid, es un chollo por lo que se recibe a cambio así que, si les da urticaria el concepto de “restaurante de moda”, pongan rumbo a Chamartín y seguro que pasarán un muy buen rato.
Quinqué restaurante
C/ Apolonio Morales, 3, 28036 Madrid
Tfno: 910 73 28 92
https://restaurantequinque.es/