MARAN

Producto y casquería fina en el centro de Gerona

Gerona capital es el paraíso de las franquicias y la comida rápida y salvo un par de excepciones, era necesario salir de la ciudad para poder comer en condiciones. Afortunadamente, Maran trae un soplo de aire de calidad y despunta entre tan mediocre oferta

Gerona es sin duda una de las provincias españolas con más y mejor oferta gastronómica. Hacer un recorrido en condiciones nos llevaría semanas, saltando de templo en templo, disfrutando como en pocos otros lugares con un recetario propio, de productos autóctonos, de guisos ancestrales, de icónicos mar y montaña, de bosque,…podemos (aunque no deberíamos) pasar a vuelapluma por lugares como el Motel Empordà, Els Tinars, Ca L´Enric, Les Cols, Miramar y por supuesto, El Celler de Can Roca, del que hablaremos en detalle en las próximas semanas. Por desgracia, todo este paraíso gastronómico se convierte en el reino de la franquicia y el fast-food cuando hacemos parada y fonda en la capital. Desaparecido Cal Ros, donde se comían unos buenos arroces, con la excepción del clásico estrellado Massana (¡ay! ese majestuoso escabeche de conejo…) y quizás, la Plaça del Vi, las posibilidades de comer bien son muy escasas. Hasta que hemos descubierto Maran. Sin mucho ruido, llevan más de un año tratando de hacerse con un difícil hueco en y desde aquí les deseamos la mejor de las suertes porque la propuesta es muy atractiva. Carta corta en la que prevalece el respeto al producto y especialmente, elaboraciones elegantes de casquería. Se nota aquí el paso del cocinero Juan José Marqués por el parisino Le Baratin.

Desde el aperitivo, un inmaculado paté de perdiz con PX el nivel es muy alto. Entramos en faena con otro clásico, la crema de foie (con un imperceptible miso añadido) y anguila ahumada. Sobresaliente, aunque mejor aún fue la terrina de cabeza de ternera con salsa gribiche (a base de huevo cocido, yema cruda, aceite, encurtidos y mostaza, básicamente). Simplemente extraordinaria y quizás la mejor muestra del alto nivel de cocina entre todo lo que pudimos probar.

También tomamos unas notables mollejas de cordero al tomillo, algo pasadas de éste último y otro clásico ochentero, el tartar de lubina esta vez acompañado de vinagre ahumado, remolacha y puré de limón, que casi convertía el plato en un cebiche aunque no por ello resultara menos atractivo. Postres muy golosos, con ciertas reminiscencias a El Celler (donde, por cierto, también trabajó el cocinero) como vimos en el cremoso de chocolate, haba tonka, leche de oveja y espuma de avellana. Poco podemos decir de un servicio extraordinariamente amable, encabezado por el propio cocinero, ya que elegimos un día algo extraño; fútbol mandaba y estábamos solos en toda la sala.

Sólo un punto negativo que queremos pensar se debía a algún tema temporal o de renovación de bodega; la carta de vinos sólo contiene referencias de Cava, Prioratos y Penedés además de un puñado de champanes. Nada de vinos foráneos o los consabidos clásicos de Rioja o Ribera del Duero. En resumen, una carta tremendamente insuficiente para el nivel de la cocina.

Aún así, la magnífica noticia es que ahora es posible alojarse en Gerona y pensar en comer bien, sin tener que recorrer un buen número de kilómetros para ello.

Maran
Gran Vía de Jaume I 8.
17001 Girona
Tfno: +34972 664 393
https://www.restaurantmaran.com/

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By | 2018-12-16T08:21:22+00:00 julio 6, 2018|