Roma

Las cuatro bodas y un funeral de los restaurantes de Roma

Restaurantes destacados en guías gastronómicas, pequeños locales de ‘pizza al taglio’, ‘salumerías’, restaurantes centenarios… La oferta gastronómica romana es inabarcable

Planificar unos días de asueto en Roma es siempre un plan apetecible. Aunque parezca mentira, planear la parte cultural me resulta sorprendentemente más sencilla que las necesarias incursiones gastronómicas. Revisitar los clásicos conocidos, descubrir esa ‘salumería’ (ultramarinos donde poder perderse entre quesos, vinos y conservas… Ojalá abundase ese concepto en nuestro país), dar con aquella pizzería perdida en algún recóndito ‘vicolo’ en la que nunca antes habías reparado o adentrarse en lo más granado y reconocido de los restaurantes romanos. Imposible abarcar todo aunque, esta vez, pudimos dejarnos en caer restaurantes de todo tipo y condición, eso sí, con resultados dispares.

Abrimos boca a lo grande, con el que parece ser uno de los cocineros de moda en Roma, Giulio Terrinoni y su restaurante Per Me. Cocinero bregado en hoteles, abrió este pequeño y acogedor restaurante hace apenas tres años y unos meses después de la apertura hizo diana consiguiendo su primera estrella Michelin. Minúsculo comedor (cuyo aire acondicionado soporta con dificultad la ola de calor, por cierto) y aún más minúscula terraza que apetece disfrutar…siempre que la temperatura exterior no haga derretirse las aceras. Carta y un par de menús, corto y largo que fácilmente derivan en un intermedio que es el que pedimos y amablemente nos prepararon. 6 platos más aperitivos en los que, salvo una interpretación de una ‘parmigiana’ de pescado completamente fallida, el resultado final fue de notable alto, siempre que uno vaya preparado para encontrar varios platos de pasta en el menú (apunten los ‘spaghettone’ a la carbonara marina) y combinaciones de pescado y lácteos, tan poco habituales en nuestra cocina. Carta de vinos notable a precios elevados y servicio muy joven y tan profesional como agradable.

Revisitamos uno de esos lugares inmutables, como es Cul de Sac, en la trasera de la Plaza Navona. Aquí se viene a beber muy bien, aunque el servicio de vino sea muy mejorable. Enfriar, por ejemplo, un Vintage Tunina con una funda de esas que venden en los chinos de barrio y tomarlo en copas de segunda clase no parece lo más adecuado. Aun así, pasen a la angosta sala y pidan algún guiso (lasaña, osobuco o lo que hayan preparado ese día), unos correctos embutidos y una extraordinaria ‘baccalá’ (brandada de bacalao), y disfruten. Además, la factura final será seguramente suave salvo que se empeñen en buscar joyas en la kilométrica carta de vinos.

Por supuesto, Roma es sinónimo de pizza. Nos adentramos en el Trastevere y volvimos a una de mis pizzerías favoritas, Dar Poeta, que esta vez no nos recibió con la habitual cola con decenas de personas en el exterior y afortunadamente encontramos mesa sin problemas. Masa gruesa y crujiente, con esas pequeñas burbujas que causa la fermentación, decenas de opciones para elegir (recuerden, la verdad de la pizza está en la Margarita) y unas cuantas Peroni bien frías para acompañarla. Nada más y nada menos, con el aliciente de tener un horario ininterrumpido para pasarlo bien a cualquier hora entre el mediodía y medianoche.

Seguimos en modo ‘clásico’ y conocimos La Campana que parece ser es el restaurante más antiguo de Roma (cinco siglos de historia). Buenas pastas, magnífico “vitello tonnato” y extraordinaria lasaña, acompañados con una carta de vinos más que suficiente para salir del paso (aunque se sirva en una cristalería casi tan antigua como el propio restaurante).

Y dejamos para el final la Roscioli, lugar del que éramos (y nos gustaría seguir siendo) devotos y cuya experiencia esta vez dejó bastante que desear. El servicio, pasota y desbordado, doblaba mesas mientras apenas podía atender a los comensales que, como en nuestro caso, esperamos casi una hora hasta que tuvimos algo sólido que llevarnos a la boca. La famosa y premiada carbonara estaba esta vez inundada de queso pecorino, haciendo el plato denso y pesado en exceso. Una pena porque el surtido de embutidos, quesos y conservas es impresionante y la bodega, de ensueño. Esperamos que la expansión internacional (acaban de abrir en Londres) no tenga nada que ver y fuese solo un mal día, ya que algún colega pasó por allí unos días después y, afortunadamente para él, todo pareció funcionar correctamente.

Como el tiempo y el presupuesto no son infinitos, este paseo a vuelapluma bien puede servir para centrar el tiro y hacerse una idea de lo que Roma, gastronómicamente hablando, puede dar de sí.

PER ME- Giulio Terrinoni
Vicolo del Malpasso, 9, 00186 Roma RM, Italia
Tfno: +39 06 687 7365
https://www.giulioterrinoni.it/

CUL DE SAC
Piazza di Pasquino, 73, 00186 Roma RM, Italia
Tfno: +39 06 6880 1094

DAR POETA
Vicolo del Bologna, 45, 00153 Roma RM, Italia
Tfno: +39 06 588 0516
https://darpoeta.com/

LA CAMPANA
Vicolo della Campana, 18, 00186 Roma RM, Italia
Tfno: +39 06 687 5273
https://www.ristorantelacampana.com/en/

ROSCIOLI
Via dei Giubbonari, 21/22, 00186 Roma RM, Italia
Tfno: +39 06 687 5287
https://www.roscioli.com/

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By | 2018-06-28T21:01:37+00:00 septiembre 8, 2017|