Narciso

Sí, afortunadamente, se puede comer bien en un restaurante de moda

Aprovechar un formato de éxito, simplificarlo y bajar la factura final sin renunciar a la calidad es un ejemplo del que muchos otros deberían aprender

Hace apenas cuatro meses que traíamos a estas mismas líneas la ópera prima de Mario Vallés, Hortensio, y terminábamos el artículo con la inminente apertura del hermano pequeño, Narciso, situado a apenas unos metros del primero. Nos ahorramos volver a contar la trayectoria de Mario y su formación, porque sin necesidad de conocer su currículum, sigue siendo muy evidente que Francia también está en el ADN de un local de carta exigua, sala moderadamente informal y precio medio digamos que suave. Ítem más, el horario de apertura permite comenzar disfrutando de un desayuno ‘comme il faut’ y hacer, si se quiere, triplete hasta el servicio de cenas.

Hablar de informalidad no implica renunciar a un servicio impecablemente uniformado y de trato educado y cordial. Ya sé que esto no debería ser noticia pero entre tanto vestuario de ‘Star Trek’ y trato próximo al de colegas de la mili que se profesa en muchos de los locales más cool de la capital, encontrar ese nivel de educación en algunos camareros jóvenes poco menos que emociona.

Otro pequeño detalle que agrada son las cartas, inmaculadamente forradas en piel y que igualmente hacen reflexionar sobre en qué momento a alguien se le ocurrió pintarrajear con un rotulador un papel encerado para indicarnos los platos que en ese momento podríamos tomar. Aquí no hay menú degustación. Primero, segundo y postre. Nada más y nada menos. Eso sí, no dejen de preguntar por los fuera de carta y si tienen suerte, darán con unos sobresalientes callos con más morcilla de lo habitual y a los que algo más de alegría encumbraría al olimpo de los callos capitalinos.

También llama la atención que el capítulo de entrantes esté poblado de las ensaladas, plato generalmente mediocre y que aquí roza el notable. Apunten la de tupinambo, menta, perejil y aceite de nuez. Rica, fresca y apropiada para los que anden preocupados por las calorías.

Como plato principal, cuatro carnes y cuatro pescados con una amplia variedad de guarniciones a elegir (previo pago de su importe, claro) entre las que nos gustaron especialmente las patatas ‘tipo Puente Nuevo’ (aunque a muchos les sonará más lo de Pont Neuf o lo que es lo mismo, cortes gruesos sometidos a doble cocción). Sí, seguimos disfrutando con cosas que otrora fueron un básico y hoy son más exóticos que el abalón o la aleta de tiburón. Bien el académico jarrete de ternera, pero no podemos dejar de recordar un lenguado meunière de irreprochable calidad y punto del pescado. De nuevo, una receta simple que con apenas 4 ingredientes puede ser sublime si se ejecuta a la perfección.

Postres muy golosos entre los que echamos de menos el suflé de turrón que Vallés borda en Hortensio, aunque en su ausencia siempre tendrán a su disposición una tarta tatin.

Bodega bien surtida, lógicamente menos que en su hermano mayor, pero suficiente para un local de estas características.

Si con todo lo anterior aún no están convencidos (me extrañaría), ponemos un toque frívolo diciendo que aquí también se van a encontrar comiendo a gente del papel cuché, lo cual, al menos, puede dar para que algunos animen una conversación mientras otros nos dedicamos a disfrutar de la comida, que es lo que de verdad importa.

Narciso
Almagro 32. Madrid
Tfno:
91 737 97 37

https://www.restaurantenarciso.com/

Valoración global

Ultimas entradas

Buscar por etiquetas

By | 2018-08-23T14:01:29+00:00 febrero 24, 2017|